30/7/07

Blues del Tour de Francia


A pesar de los tramposos que, tomando substancias dopantes prohibidas, creen que pueden superar el reto que impone la carretera, la lucha contra el resto de rivales y las normas de la competición deportiva. A pesar de los que piensan que, con burdas mentiras van a burlar la legalidad y limpieza que inspira el deporte. A pesar de los enfrentamientos entre la UCI y la organización de la carrera, que se traducen en malas pasadas y jugarretas indignas entre ambos. A pesar de la arrogancia de la organización, que a menudo pretende que toda la familia ciclista (corredores, directores de equipo, prensa, patrocinadores) cumplan sus, en ocasiones, caprichosos designios.
A pesar de las caídas y montoneras que ponen los pelos de punta y dan carnaza a los que no entienden nada de ciclismo. A pesar de las llegadas con curvas, rotondas y estrechamientos que conllevan mucho peligro y poco espectáculo. A pesar de esa composiciones florales sumamente horteras con que los pueblos por donde pasa el Tour pretenden quedar inmortalizados por los helicópteros de a televisión.
A pesar de los mezquinos intereses y la falta de profesionalidad de una parte de la prensa, que criminalizan a cualquiera que lleve el jersey amarillo y lo convierten en sospechosos de dopaje. A pesar de la esquizofrenia chauvinista de muchos medios de comunicación franceses (con la televisión a la cabeza), que parecen convencidos de que, si no gana uno de los suyos, es porqué son los únicos que no se dopan (sic!). A pesar de los achaques de nacionalismo español rancio y trasnochado de algunos medios de comunicación de aquí cuando gana un ciclista de los nuestros, como si el hecho de ser de casa fuera la única razón de su categoría como ciclistas respecto a los contrincantes. A pesar de la modorra que te sume en una inevitable siesta durante las etapas llanas con llegadas al ‘sprint’, las grandes incomprendidas por los ciclistas de sofá. A pesar del fatal audio, con un ruido ambiente exagerado, de TVE durante muchas etapas que ha impedido escuchar los inteligentes, amenos y divertidos comentarios de Carles de Andrés y Pedro Delgado. A pesar delas horas de trabajo perdidas por todos los enfermos de Tour. A pesar del orgullo con que cualquier ciclista vive estos días, sabiéndose incomprendido por todos los que están convencidos que esto de dar pedales es un atraso cultural.
A pesar de todo eso y mucho más que me dejo, porqué los recuerdos de estas semanas se agolpan como vídeos en mi memoria, estoy feliz porqué amo esta carrera, amo estas largas y duras jornadas en el sofá de mi estudio y las espero con pasión y amo este deporte sufrido, y un poco de pringados porqué negarlo, desde que, de pequeño, veía pasar la caravana de al Volta por mi pueblo. A pesar de todo ello, y de mucha más porquería que los interesados y desventurados de siempre van a lanzar desde hoy mismo contra esta bella carrera; por suerte: todavía nos queda el Tour, ‘Still got the blues’, que canta el gran guitarrista de blues Gary Moore.

Publicat a La Vanguardia

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Hola Rafael,

Sóc un gran aficionat (i practicant) del cicisme de carretera, i necessito d'una vegada per totes tenir informació fiable sobre el que està passant amb el dopatge. Tinc la sensació que ens falten dades per totes bandes. És creïble que corredors de primera línia com Vinokourov o Iban Mayo, amb tot el ressò que ara té qualsevol cas de dopatge, siguin tan imbècils per fer el que les anàlisis semblen demostrar que han fet? Fins a quin punt no hi pot haver un excés de controls o pot existir la possibilitat que els controls no siguin del tot fiables? Voldria saber si hi ha algun llibre amb garanties per obtenir més informació científica sobre els tipus de controls que es fan i els seus graus de fiabilitat. La única cosa que percebem els aficionats són les informacions que anuncien els pressumptes positius i després la descàrrega mediàtica contra els acusats, res més.

Una de les coses que més m'agraden del ciclisme és que els professionals i els aficionats sempre hem estat més a prop que en d'altres esports, com el futbol, on les estrelles viuen en un pedestal. Això s'acabarà si perdem la confiança en els professionals.

Gràcies pels teus comentaris al diari i en aquest bloc.

Xavier Arderiu

Javier Sánchez-Beaskoetxea ha dit...

Y menos mal que somos muchos los que seguimos amando este deporte y en especial las carreras de leyenda, como las clásicas y el Tour.
La pena es que por culpa de todos los pesares que enumeras, Rafa, haya gente no aficionada que se aleje del ciclismo y con ellos los patrocinadores, que son los que pagan y que necesitan de un gran número de espectadores en la TV para rentabilizar publicitariamente su patrocinio.
Aquí están también los que creen que por esos caros patrocinios los equipos presionan tanto a sus corredores para que ganen y salgan en la tele que les empujan al dopaje, y los que vemos que hoy en día un equipo prefiere no tener una victoria y evitar un escándalo, como ha hecho el Rabobank con Rasmussen, pues ha preferido renunciar a ganar el Tour que verse envuelto en un escándalo tipo al de Landis unos días después. O el caso del T-Mobile con Ullrich, que prefirieron despedirle siendo una estrella en Alemania a tener que padecer un tormento mediático negativo después.