9/7/07
No se admiten apuestas
Puesto que las acciones más importantes delos últimos Tours, las que han puesto y quitado líderes y vencedores, han sucedido en despachos con poca luz, lejos de las carreteras refulgentes del sol de julio, hoy mismo no has aficionado ni periodista que se atreva a hacer un pronóstico sobre quien puede subir al podio de los Campos Elíseos. Ahora bien, en lo que coinciden todos es que, o cesa el linchamiento público a que se está sometiendo el ciclismo, o se hunde.
Nadie quiere tener que tragarse sus palabras, o sea, nadie apuesta. En los corrillos de cicloturistas y aficionados todos tienen algún nombre en la mente o en el corazón, pero siempre que lo pronuncian está sujeto a un “eso si no lo pillan”. La sospecha ha dejado paso al descrédito y la desconfianza a la apatía.
Una de las más prestigiosas revistas de ciclismo, la francesa Vélo Magazine, sitúa a Alexandre Vinokourov como principal candidato a la victoria, pero eso fue hace unas semanas, antes de que Jörg Jaksche, ex compañero suyo en el Liberty, contara con todo detalle a Der Spiegel los métodos dopantes del equipo de Manolo Saiz. Otro tanto puede decirse de Alejandro Valverde, favorito indiscutible, aunque permanentemente puesto bajo sospecha por la ‘Operación Puerto’. Ambos han firmado el ‘Compromiso por un nuevo ciclismo’, la carta-amenaza que la UCI ha obligado a suscribir a todos los corredores por la que ponen, poco menos, que su cabeza y su honestidad a disposición de quién convenga a cambio de correr el Tour, sin firma no hay carretera, claro.
Por si los favoritos pinchan, o les echan, o los descalifican después de subir al podio, o vayan a saber qué, Andres Klöden, Alberto Contador, Oscar Pereiro, Cadel Evans, Yaroslav Popovich, Carlos Sastre, Denis Menchov o Levi Leipheimer son los ‘outsiders’ con posibilidades. Unos años atrás estos corredores entrarían en las listas de animadores de la carrera, pero claro, visto lo de los últimos años...y si no que se lo digan a Pereiro.
Lo cierto es que la convulsión en que vive el ciclismo, y su principal símbolo, el Tour, está descorazonando a aficionados y practicantes y está apartando de la pantalla del televisor a muchos espectadores ganados para el circo gracias a Indurain y Armstrong. Los aficionados, más o menos desanimados, resisten, porqué la pasión por los pedales, el mito de las grandes cumbres y la leyenda de la carrera les circula por las venas más que el EPO, pero lo del espectador medio es preocupante, porqué sin él no hay publicidad, y sin anunciantes el dinero huye a otros deportes con menor riesgo policial y judicial.
Pero antes de que todos deserten y el ciclismo se desmorone, hay una cierta tesis instalada entre los seguidores, activos y pasivos, que sostiene que el Tour es, como mínimo tan importante como la Champions o la NBA. Si en ambos deportes los casos de dopage apenas han trascendido y la dignidad de los deportistas y la limpieza de la propia competición jamás ha estado bajo sospecha; porqué no hacer igual con el ciclismo y privatizar y franquiciar las grandes carreras al estilo de la F-1 o las motos? Es una salida, puede que la única capaz de levantar los ánimos a la afición y que vuelva a apostar por sus favoritos.
Publicat a La Vanguardia
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1 comentari:
Sabes Rafael, sin que ello signifique otorgar patente de corso a los corredores ni renuncia de los organismos a perseguir a los tramposos, que siempre, aún estando de acuerdo en el fondo, he cuestionado las formas vergonzosamente feudales que intereses bastardos, léase políticos y económicos, ajenos al ciclismo han utilizado para sacar tajada.
Ejemplares políticos, comprometidos con la "socialización" del deporte profesional (¿?), de qué otra forma podrían justificar su sueldo? y valerosos, más por mercenarios que por periodistas, delatores, so pretexto de preservar “la pureza de la raza” están dando palos al muñeco sin darse cuenta los idiotas que junto con el pelele caerá también parte de su modus vivendus.
Ahora, los que han puesto al ciclismo bajo mínimos, se afanan en rehabilitar al moribundo. Para ello tendrán que hacer la vista gorda, pero no reconocerán sus errores.
Lo cierto es que: Terra de Remences 2000 inscritos. Quebrantahuesos 7500 incritos. Marmotte 7500 inscritos, y cada año va a más. Eso también es ciclismo. Lo otro es además, un negocio y una muy dura profesión.
Porque si utilizáramos los mismos parámetros de denuncia y lapidación de todo aquel que intentando mejorar su posición profesional no engañara, robara, o prevaricara, el mundo se pararía. Luego está la hipocresía y el agravio comparativo con los demás deportes.
Si las fuerzas vivas: mandatarios, políticos y periodistas quieren cuidar de la salud y la dignidad de los ciclistas, sugiero que sancionen evitando el sensacionalismo, y sobre todo, por la parte que nos toca, persigan y den caza a los terroristas del volante. Sólo entonces gozarían de nuestra credibilidad. No crees?
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