22/7/07
Los Pirineos sentencian
Los Alpes fueron un aperitivo, la contrareloj de Albi un cedazo que dio esperanzas a algunos, pero la responsabilidad de decidir quien tiene opciones reales de ganar el Tour es cosa de los puertos pirenaicos, en especial de la etapa reina del miércoles con final en el Aubisque.
Como sucede en todos los banquetes, hay quien con cuatro patatas y unas aceitunas ya está harto; las llegadas a Le Grand Bornand, Tignes y Briançon seleccionaron a los hambrientos de podio y descartaron a los hastiados. El favorito, Alexandre Viniokurov, por caída, y otros como Pereiro, Menchov, Popovich o Karpets, por la selección natural que han impuesto cuestas impresionantes como Iseran o Galibier más que por ataques planificados. A falta de alguien destacado a batir, este año los corredores han pasado los Alpes con más miedo a quedarse que con espíritu ofensivo.
Sin un Armstrong, un Indurain o un Ullrich, las contrareloj actuales ejercen de filtro más que de sentencia. Reordenan el Íbex 35 de la clasificación, suben a algunos y baja a otros, como la bolsa. Y así, apiñados, una decena de ciclistas afrontaron la primera etapa pirenaicas con la responsabilidad de mantener su crédito como candidatos al podio de París, o fundírselo con tristeza y desesperación en cualquier puerto.
La llegada a Plateau de Beille, con sus casi 16 kilómetros y después de haber superado el feroz Palhieres ya ha rendido definitivamente a más de uno empezando por un Vinokurov que parecía renacido y incluyendo a un Cadel Evans que presenta más dudas que certezas. Por el camino han quedado Andreas Klöden, Andrey Kashechkin, Iban Mayo y Alejandro Valverde. Hoy el Peyresourde (un col terrible porqué ves el final de la subida pero no llegas nunca) y el col de Mente los pueden rematar.
Pero la gran duda es saber si el joven Alberto Contador va a resistir o, como ha declarado él mismo, ya ha hecho más de lo que venia a hacer a su segundo Tour. A Michael Rasmussen se le ve bien, sin un atisbo de sufrimiento extra. Con treinta y tres años está en el punto de cocción justo para el Tour y, por lo visto el sábado en Albí, ha aprendido a luchar contra el crono.
La traca final del miércoles con el Larrau, la Pierre de San Martín, la Marie Blanque de sobras conocido por todos los cicloturistas que hayan corrido la Quebrantahuesos, y el final en cuesta en el Aubisque, el col donde los tábanos de comen literalmente a los ciclistas, puede dejar prácticamente lista esta edición de la Grande Boucle. Claro que queda una contrareloj final por la patria chica del cómic, Angoulème; pero eso será después de pasar los Pirineos, tras muchos kilómetros en cuesta, mucho calor, muchos nervios y con mucho terreno propicio para que, los que han quedado descartados de la general, intenten ganar una etapa. Una situación propicia para corredores españoles como Sastre, Mayo, Pereiro o Txurruca, que pueden crecer con el soporte de los muchos aficionados españoles que están de vacaciones en las cunetas pirenaicas.
Y si Contador no puede con el líder, que nadie se sienta frustrado, ha hecho mucho, le esperan días de gloria si sigue así. Solo tiene 24 años. A esa edad las sentencias que dictan los puertos del Tour son absolutorias.
Publicat a La Vanguardia
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1 comentari:
M'ha agradat especialment aquesta comparació de la crono amb l'Ibex 35, pugen uns, baixen els altres..., encara que hi ha dies que a l'Ibex pugen o baixen tots de cop.
Saludos
Frederic Ràfols
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