6/5/07

El Dakar de las bicis


El Dakar ha perdido su carácter aventurero y romántico hace años. Tecnología y dinero la han convertido en una carrera más cuyo interés entre el público va a la baja, con una proyección comercial estancada y, además, criticada por ser ambientalmente insostenible. Puede ser que la futura gran carrera de aventura africana sea en bici en lugar de en moto o en coche? Ese es el empeño que ponen los organizadores de la Titan desert, una carrera de bicicletas de montaña por las desérticas pistas del sur de Marruecos cuya segunda edición, con unos trescientos ciclistas aventureros, comienza en Maadid el próximo viernes.
M'hammed Boughrara, Ait Bahadou Moh y Hmad Boumeshoul son tres jóvenes del pequeño lugar de Ramlia, al sur del Erg Chebbi, en el Marruecos profundo y extremo meridional del trazado de la carrera. Han sido escogidos para representar a su pueblo en la segunda edición de la Titan desert. De momento se están entrenando con sus viejos cacharros pesados como el plomo, no tienen más, a penas hay nada más allí. Pero ellos también se han convertido en unos locos de la bici, y reclaman su derecho a participar, algo difícil en coche o moto. La organización, RPM Outsourcing, pondrá tres flamantes mountain bikes a su disposición con una promesa: si terminan la carrera se las quedan. En Ramlia hay agua potable gracias a un pozo que instaló hace algunos años esta sociedad del grupo editorial Alesport. El paso del Dakar exigía mostrarse solidario y cooperante, claro; pero lo de crear un equipo de jóvenes del lugar que competirán en igualdad de condiciones técnicas con los europeos, para el remoto poblado es saberse en el mundo, existir en el mapa. Y si el paso de la Titan con su equipo en el seno del pelotón, no es el acontecimiento del año, poco va a faltar.
En el desierto uno se da cuenta de que la tierra es redonda cuando, mirando al horizonte infinito donde el azul y el ocre se funden, se ve el trazo curvo de la bóveda celeste. Es en ese instante en que uno se da cuenta de que el cielo le protege, como escribió Paul Bowles, quien dejó los estados Unidos para vivir en Tánger y redactar algunas de las más bellas páginas sobre el descubrimiento de la civilizaciones magrebinas por un occidental en novelas como Tea in the Sahara’ (‘El cielo protector’ en castellano), que fue llevada al cine por Bernardo Bertolucci.
La intención de la Titan desert, al menos en estas primeras ediciones, es que la competición y la pugna deportiva se puedan compaginar con momentos mágicos como los que describió el autor norteamericano. El ciclista que no vuelva a casa habiendo hallado algún tesoro de esta índole habrá perdido más que el último clasificado en la carrera. Al día siguiente todos, del líder al farolillo rojo, tendrán que volver a sus trabajos en la loca civilización occidental. De nada habrás servido dejarse las piernas pedaleando si no se ha sido capaz de asumir una experiencia de calibre humano y emocional?
Ya habrá tiempo para que los ciclistas profesionales desembarquen en la Titan. Un día no lejano llegaran los Hermida, Absalon, Fullana y compañía con sus poderosos equipos, sus páginas de publicidad en los periódicos europeos, sus asistencias y todo el tinglado de las carreras profesionales. Esos locos aventureros románticos de la bici que este viernes se van a lanzar a dar pedales por las duras pistas africanas ya no van a poder ir más; probablemente tampoco les interesará. Recordaran que el cielo les protege y sabrán que en el pequeño lugar de Ramlia hay unos buenos colegas ‘bikers’ siempre dispuestos a enseñarles nuevas rutas que les lleven a emociones imprescindibles para vivir.

Olano y el GPS
Abraham Olano y el GPS no tenían nada a ver hasta ahora; pero a partir del viernes las cosas cambian. El ex profesional ha aceptado el reto de la Titan y se ha inscrito. Junto a él otros ilustres ex corredores como Peio Ruíz Cabestany y Melcior Mauri van a descubrir que, en esta original carrera, no todo es fuerza y muslo. La navegación y el seguimiento fiel y exacto del libro de ruta va a ser tan necesaria como cuadriceps y gemelos. En la primera edición un error de navegación estuvo a punto de coronar ganador al que, hasta la última etapa, iba en onceava posición. Al final fue todo por los pelos y termino cuarto, con el susto preceptivo para los tres del podium y la rabieta del resto por no haber sabido interpretar su posición y el recorrido de la carrera con la brújula y el GPS.
Partiendo de Maadid, donde dicen que Penélope Cruz se ha enamorado del desierto durante el rodaje de ‘Sahara’, el recorrido de la carrera se desplazara hacia el sur, atravesando el Erg Chebbi hasta Ramlia, para volver al norte trazando un arco. Serán en total 414 kilómetros en seis etapas, una de ellas maratón, es decir, sin asistencias, ni duchas, ni ropa de recambio al finalizar, solo lo que cada participante pueda trasladar en los escasos compartimentos de su pequeña mochila de hidratación. Poca cosa teniendo en cuenta que habrán pedaleado 108 kilómetros por pistas duras y pedregosas, y que, al día siguiente, tendrán 112 kilómetros más con dunas y un calor asfixiante a partir de mediodía. La aventura es cosa dura.

Publicat a La Vanguardia