30/9/07
Rebellin acabó con España
Se ignora la razón de tanta manía en hacer creer que la selección española de ciclismo era la mejor y que casi cualquiera de sus corredores podía ganar el mundial; ni hablar. Un solo italiano inspirado podía hundir a toda la escuadra española, los 800 metros finales en subida era idóneos para Bettini, y así sucedieron las cosas. El aspirante jamás coronado Valverde hizo lo que pudo, pero con eso no basta; Samuel Sánchez se vació tanto que llegó al momento crucial fundido y Flecha, Sastre y compañía hicieron su papel, pero no fue suficiente. Total, un buen trabajo de control hasta dos vueltas del final, pero con eso no basta. Es como jugar mejor y acabar perdiendo por uno a cero en el último minuto y de penalti. El control le sirvió a Freire en Verona y a Astarloa en Canadá, pero en Stuttgard no sirvió de nada.
Los italianos son un mal equipo, andan todos peleados a cara de perro y los no seleccionados se cabrean, pero individualmente son mucho mejores en carreras de un día y gran fondo. Así cuando Davide Rebellin saltó del grupo delantero a dos vueltas del final, aún sacando no más de treinta segundos a sus perseguidores, el solito se cargó a toda la selección española, su táctica de control y todo el excelente trabajo de grupo realizado a lo largo de más de 250 kilómetros. Sólo un Samuel Sánchez que se está saliendo en este final de temporada anduvo decidido a dejarse la piel para hacer fracasar la individualidad del perverso corredor del mal equipo italiano. Al final lo único que consiguió fue llegar extenuado para ver como Paolo Bettini, ‘el grillo’, uno de los más completos ciclistas de la última década se hacia con su segundo triunfo consecutivo. Y sin noticias de Freire.
No vamos a negar que en España hay muy buenos ciclistas y un pequeño manojo de extraordinarios corredores con un palmarés envidiable, pero muchos de ellos todavía no han consolidado suficiente su clase y otros, aún siendo magníficos, no son corredores hechos para el tipo de carreras como el mundial de ruta. Astarloa y Valverde tuvieron su año de gloria y Freire es el único con aptitudes mundialistas, siempre que el circuito no tenga grandes cuestas, y menos si están cerca de la llegada. El circuito alemán le venía a Bettini como la horma de su zapato, y el grillo es demasiado fuera de serie como para desaprovecharlo, al igual como Freire no desaprovechó el trazado favorable de Verona por dos veces o el de Lisboa, o como Boonen hizo lo propio con el de Madrid o Cipollini no dejó de rematar a su antojo en el súper llano trazado holandés. Y todos terminaron enfundándose el maillot arco iris. Quién es mejor que quién no es el dilema, todos fueron los mejores en su momento y según sus condiciones. Pero dar un mundial por hecho antes de correrlo, y sabiendo que el circuito era mucho más favorable a los italianos, aunque como equipo sean comparables al ejército de Pancho Villa, resulta de un patriotierismo provinciano e ignorante. Lo malo del asunto es que los propios corredores de la selección habían terminado creyéndose ese triunfalismo cañí; peor para ellos y peor para el deportes español. Así explicaciones como las de Valverde suenan a excusa inconsistente, y la derrota a fracaso estrepitoso. Va por el próximo año: Bettini lleva 2 y Freire 3.
Publicat a La Vanguardia
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