11/1/08
Cuando el deporte se hizo popular
La practica del deporte, que se había comenzado a difundir en Catalunya hacia el último tercio del siglo XIX, vivió en los años veinte y treinta una eclosión popular que lo convirtió, de pasatiempo de elites económicas e intelectuales, a fenómeno de masas.
Fútbol, ciclismo y boxeo, además del excursionismo y el esquí, ligados a la recuperación cultural y lingüística que había impulsado la Renaixença, fueron espectáculos estelares que tuvieron en Josep Samitier, Marià Cañardo y Josep Gironès a auténticos ídolos de las muchedumbres que llenaron Les Corts, las cunetas de las carreteras durante la ‘Volta’ o las veladas de la Monumental. El libro ‘Planes d’esport’ (Proa), colección de artículos sobre deporte del mítico periodista Josep Mº Planes, asesinado en 1936 por la FAI, recoge con brillantez la pulsión social de aquel tiempo y el sentimiento de aficionados y ciudadanos hacia aquellos primeros héroes populares.
De extravagancia de un puñado de extranjeros afincados en Catalunya y de las clases sociales emergentes, el deporte comenzó un proceso de democratización durante el período 1914-920 gracias a la intervención de la Mancomunitat y a la incorporación gradual a la práctica deportiva de obreros y mujeres. Durante las décadas de los veinte y los treinta Europa vive tiempos de euforia en el que irrumpen los primeros fenómenos de cultura de masas: el turismo, las vacaciones pagadas y la organización del tiempo libre. La práctica del deporte y la asistencia multitudinaria a espectáculos deportivos fueron consecuencia de esta nueva situación. Todo ello indujo a los poderes públicos al intervencionismo, promoviendo la práctica y movilizando los sentimientos de los aficionados hacia sus intereses. La Italia fascista o la juventud nazi alemana usaron el deporte como un factor de cohesión, lo mismo que las democracias ante la evidente amenaza que comenzaban a sentir.
En Catalunya los años treinta tuvo una personalidad deportiva claramente marcada. La Generalitat impulsa el asociacionismo, base de la expansión popular del deporte, lo cohesiona y mantiene una relación que acaba por crear en 1936 el Comitè Català pro Esport Popular: En paralelo, el fútbol entra en una cierta crisis y otros deportes atraen las preferencias de los aficionados. El Samitier que hizo levantar Les Corts para acoger a todos los que querían ver su magia marchaba al Madrid en 1933. Josep Gironès, el ‘crack de Gràcia’ se había proclamado campeón de Europa de boxeo en 1929 en Montujuïc y lo celebraba en un bar de su barrio comiendo coca. A la sazón otro muchacho de barrio y, como el boxeador, poco amante del estrellato, Marià Cañardo, ganaba cuatro campeonatos de España de ciclismo y las ediciones de 1928, 29, 30, 32, 35, 36 y 39 de la Volta a Catalunya entre el delirio de los pueblos, ciudades y carreteras por donde transitaba una carrera que era una gran fiesta.
En este ambiente bullicioso, mezcla de exaltación catalanista, fervor competitivo y aires cosmopolitas, el deporte pasó a ser un fenómeno de masas en la Catalunya de los años treinta Hoy ya es otra cosa, claro; de aquella época gloriosa solo queda el magnífico retrato de los artículos de Planes ahora recopilados en libro.
Publicat a La Vanguardia
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