6/5/07

Al desierto nunca se le vence


Melcior Mauri dejó clavados a todos sus rivales en la última etapa de la Titan desert y se adjudicó la segunda edición de esta maratón de moutain bike por el desierto marroquí. Una victoria en una carrera de esta dureza es un hito significativo incluso para un ex profesional.
Hasta la última etapa, de 86 kilómetros, en la que el ciclista catalán impuso su clase, el resto había sido correr en un puño. Llegadas al sprint, pelotones a cuchillo (se llegaron a medir puntas de 52 kilómetros por hora, que en bici de montaña es mucho), tácticas de navegación y disputas incluso para entrar primero en los controles de paso, endurecieron la carrera para decena que se iban a disputar la victoria. Mientras, la mayoría, hacía su carrera, intentando llegar cada día a meta hasta completar todas las etapas. Son dos maneras de entender este reto que han convivido en armonía sin contradicciones de ningún tipo. Hasta la última etapa el vencedor podía haber sido un empleado de banca o el propietario de una cadena de talleres de reparación; los dos mantuvieron en jaque hasta el último minuto al ex vencedor de la Vuelta a España. Así es la filosofía de esta competición.
Las condiciones climatológicas extremas y la complejidad del terreno elevan la Titan a la categoría de épica, eso lo sabe tanto Mauri como el resto de los 256 corredores que lograron terminar la competición, que ya de por si es una pequeña hazaña personal, porqué se puede ganar en el desierto, pero jamás vencerle.
A lo largo de sus casi 400 kilómetros, la Titan desert ha tenido de todo: lluvia, barro, viento, navegación con GPS, arena y calor, claro; casi todos los elementos a los que los 280 participantes sabían que se iban a encontrar en las pistas y dunas de la región de Errachidia.
Pero esta competición pensada más que como reto personal y descubrimiento del desierto, tiene otros alicientes, porque la mayoría de participantes a penas soñaban con terminar, que ya es muchísimo. Las noches estrelladas junto a una ‘haima’, el atardecer en las impresionantes dunas del Erg Chebbi, los grupos de música tradicional amazic que han amenizado algunas veladas, o la sorpresa de hospedarse en un lujoso hotel-kashba cuyo espacio central lleva por nombre plaza de Catalunya (es propiedad del sabadellense Lluís Pont) son imágenes que todos los participantes llevaran gravadas en sus pupilas durante mucho tiempo.
Durante la cena de entrega de premios, todavía con rostros cansados, pieles enrojecidas y muslos adoloridos, eran muchos ya los que hablaban del próximo año, cuando vuelvan al desierto a correr en bici; una cosa impensable hace pocos años y que solo la sofisticada tecnología de estos aparatos llamados mountain bike porqué en los EE UU nacieron, permite.

Publicat a La Vanguardia
Foto: Àngel Sahun (cedida per la organització)

1 comentari:

Anònim ha dit...

Enhorabuena. Por el blog y por haber acabado la Titan. La dureza de la prueba queda reflejada en las fotografias enmarcadas en apasionantes relatos que me dejan la tristeza y el alivio de no haber disputado.